viernes, 6 de noviembre de 2009

"El peligro de Google Books es que se convierta en un monopolio de la información de calidad"

David Wood, consejero legal de Icomp (Initiative for a Competitive Online Marketplace), asegura que la revisión en la Unión Europea de las normas sobre derechos de autor debe ser muy limitada. Wood afirma que para lograr una nueva legislación sobre las obras huérfanas, se necesita cambiar la ley.


¿Me equivoco si defino Icomp como el lobby más activo en Bruselas contra el proyecto de digitalización de libros de Google?

Es más que eso. Cubrimos una gama amplia de temas, no sólo intentamos criticar a Google Books y cambiar algunas de sus prácticas. Tenemos una amplia lista de miembros en toda Europa con diferentes intereses, desde propietarios de contenidos como la Premier League inglesa, hasta empresas de publicidad, pasando por empresas de software como Microsoft. Tratamos de contribuir al ecosistema en Internet del que Google es, sin duda, una gran parte. Pero es tanto o más importante intentar educar a los diferentes actores, a los reguladores, a los parlamentarios, los administradores, sobre lo que podemos hacer juntos para mejorar el ecosistema online en tanto que lugar donde hacer negocios. Esto promoverá el comercio electrónico, contribuirá a la economía y beneficiará a la oferta.

Icomp dice trabajar a favor de la libre competencia, pero entre sus miembros está Microsoft que tiene un historial dudoso en esta cuestión. Y detrás de otro de sus miembros también está Amazon, el Goliat estadounidense del comercio electrónico.

Trabajamos con muchas organizaciones y empresas, con periódicos, con televisiones... Microsoft es cierto que tiene una historia desigual en cuestiones anti monopolio, pero creo que los acontecimientos recientes como el acuerdo con la Comisión Europea para facilitar que los usuarios de Windows elijan el navegador de Internet demuestra que quieren mercados más competitivos on line, y la aplicación de las reglas de competencia en estos mercados. Como abogado especializado en Competencia, mi función es asesorar sobre cómo cumplir la ley, pero también sobre cómo actuar cuando otros no la cumplen.

La Comisión Europea está sondeando si es posible reformar los derechos de autor en la UE y armonizarlos para impulsar, por ejemplo, la digitalización de libros. ¿Está a favor?

Todo el mundo quiere la digitalización. Pero la queremos de manera que se logre una competencia libre en Internet. Y en el acuerdo propuesto por Google en Estados Unidos a los autores y editores, vemos muchas provisiones innecesarias e innecesariamente restrictivas de la competencia. Esto no debería permitirse y debe ser modificado. Cuando lo sea y Google siga adelante en este acuerdo, pensamos que otros actores también deberían poder operar ya sea en el mercado de la distribución de libros vía Internet, ya sea en mercados asociados como la publicidad. Todos los que quieran operar en este mercado deben poder competir en igualdad de condiciones.

¿Por qué teme tanto los eBooks de Google?

El peligro del acuerdo propuesto por Google es la creación de dos monopolios: uno sobre las obras huérfanas, y otros sobre las obras digitalizadas. Y estamos hablando de un monopolio sobre la información y los contenidos de calidad: libros, revistas, periódicos, etcétera; no sobre los miles de blogs que podemos leer cualquier día por la mañana. Todavía nadie conoce el enorme alcance de los cambios que este acuerdo puede generar, es difícil de imaginar. Y esto no se puede dejar en manos de una sola empresa, ya sea una empresa adorable o abusiva. No se puede dejar tanto poder a una organización privada con ánimo de lucro. Hace falta un mercado abierto, transparente y multilateral. No es justo ni adecuado que estos acuerdos y estas decisiones se estén tomando a puerta cerrada entre un reducido grupo de partes interesadas. Porque las implicaciones son universales y afectan a la educación, la cultura, la economía, y nos afectarán a todos.

¿Es necesario legislar?

Un proceso legislativo sería, desde luego, más abierto y transparente. Pero no es la única fórmula posible para facilitar el debate y ampliar la participación. Ciertamente necesitamos nueva legislación sobre las obras huérfanas, aquellas que no pueden ser comercializadas porque no está identificado quién tiene los derechos sobre ellas. Es un caso que el mercado probablemente no pueda resolver por sí mismo. Alguien quiere vender algo, alguien quiere comprarlo, pero la transacción no es posible. Hace falta facilitar estas transacciones y eso sería bueno: daría más valor a los derechos de autor, más oferta al mercado, más elección para los consumidores.

¿Y cómo hace falta legislar?

Hay que tener mucho cuidado porque los derechos de autor suponen un equilibrio entre los intereses de los creadores, de los usuarios, de los intermediarios. Y ese equilibrio se ha creado a lo largo de un dilatado periodo de tiempo, y no debe decidir cambiarlo de la noche a la mañana. Hay que tener mucho cuidado en proponer legislación que reabra debates previos. Si se reabren estos debates, corremos el riesgo de perder parte de lo que hemos logrado en el pasado y corremos el riesgo de no ser capaces de encontrar una solución aceptable para la mayoría. Dejemos el pasado cerrado, e intentemos encontrar decisiones para el futuro.

¿No corre el riesgo Europa de perder el tren de los contenidos digitales porque su legislación sobre derechos de autor se aplica de manera diferente en casa país y no se adapta a la nueva realidad?

Tenemos que ser conscientes de que el mercado está cambiando. Los parlamentarios y las diferentes instituciones tienen que entender cómo funciona. Y si es necesario regular, debe ser reglamentación inteligente y su aplicación debe ser ligera.

¿No teme que las universidades y las bibliotecas europeas queden en desventaja ante las de Estados Unidos si la legislación europea les impide acceder a los libros digitalizados por Google?

No es sólo Europa contra Estados Unidos, los canadienses están más afectados que nosotros porque son sus vecinos directos. En Asia también están cada vez más al tanto de estas cuestiones. No podemos permitir que Europa vaya con retraso en esta carrera, hay que hacer algo. Y habrá que apoyar iniciativas de digitalización europeas como Europeana.

Pero mientras los europeos reflexionamos, Google habrá logrado en Estados Unidos un acuerdo para poner en marcha su iniciativa eBooks

No necesariamente. En el caso Google hay varios resultados posibles. Puede que logre la autorización judicial; pero es más posible que la autorización tenga condiciones, y no hay que descartar que el juez no dé su autorización. De manera que es probable que deba haber una nueva negociación entre las partes interesadas. Y eso llevará más de dos semanas. Aunque es cierto que el proceso será más rápido que obtener en Europa una nueva reglamentación.

¿Cómo solucionamos ese retraso en Europa?

Para lograr una nueva legislación sobre las obras huérfanas, por ejemplo, necesitamos cambiar la ley. Será claramente más fácil lograr un cambio legal en cuestiones muy limitadas que en ámbitos más amplios.

El protagonismo en Europa en el lobby sobre el futuro de los libros digitales lo acaparan las autoridades, los editores y los autores de Francia y Alemania. ¿Dónde están los españoles en este debate?

No he visto mucha presencia española, pero creo que están empezando a despertar. El español es uno de los idiomas globales, una de las literaturas globales. De manera que está tan afectada o más por estos cambios que el resto. Deberían estar pensando en lo que todo esto supone para las obras en español, para las traducciones, para los ciudadanos, para la diseminación por todo el mundo de esta valiosa cultura. No hay muchos idiomas como el español. Sería extraño que los españoles no asuman un fuerte interés en lo que ocurre con su lengua, con su literatura, con su historia, su legado. El alemán y del francés son idiomas muy importantes en Europa, pero no tan extendidos por el mundo.

Fuente: www.eleconomista.es
por Antonio León
29/10/2009 - 19:05

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